HUARISH: Escuela colapsa y niños se refugian en la cocina para recibir clases

* Municipalidad Distrital de Usquil solo envió materiales en enero y los dejó abandonados a la intemperie.
* Padres y directora alertaron sobre el colapso en setiembre de 2023 y ofrecieron mano de obra para apoyar la refacción.
* Medio centenar de escolares y docentes enfrentan a diario el riesgo de accidentes.
Huarish, pequeño caserío ubicado a más de 4 mil metros sobre el nivel del mar, en las alturas del distrito de Usquil (provincia de Otuzco), vive una dramática situación educativa. Medio centenar de niños de primaria, además de soportar las inclemencias del clima, deben estudiar en medio del peligro: su escuela se cae a pedazos y las autoridades locales permanecen indiferentes.

El local escolar, construido hace 58 años por los propios padres de familia con muros de adobe, jamás fue reforzado ni remodelado. Hoy, las paredes presentan grietas profundas y los techos amenazan con desplomarse. Ante el riesgo, los escolares han tenido que refugiarse en el ambiente de la cocina para seguir las clases, lo que ha obligado a que los alimentos del programa Qali Warma (Wasi Mikuna) sean preparados en las casas de los padres y luego llevados al plantel.
La Asociación de Padres de Familia (Apafa), junto a la directora del plantel, profesora Carmen Rodríguez, inició en noviembre de 2023 las gestiones para que la Municipalidad Distrital de Usquil ejecute obras de reforzamiento. El entonces alcalde Guillermo Guzmán y el gerente municipal Raúl Sachún prometieron atender el pedido “de inmediato”. Sin embargo, casi dos años después, lo único que la comuna ha enviado son algunos materiales —arena y gravilla— que permanecen abandonados a la intemperie desde enero de este año.
El pedido inicial buscaba que se realice una inspección técnica y se autorice la reconstrucción de los ambientes, además de la construcción del cerco perimétrico para proteger los bienes de la institución educativa. Ante la falta de respuesta, la directora Rodríguez y representantes de los padres volvieron a la municipalidad el 11 de marzo de 2024. En esa reunión, el gerente municipal prometió enviar un topógrafo y elaborar los planos para iniciar la obra entre abril y mayo. Nada de eso ocurrió.
Peor aún, en setiembre de 2024, el mismo funcionario modificó el proyecto, reduciéndolo solo a la construcción de una aula y ambientes para dirección y almacén, dejando fuera el cerco perimétrico. El nuevo expediente fue postergado para su ejecución recién en el presupuesto 2025.
En enero de este año, la comuna entregó arena y gravilla, asegurando que el cemento y las varillas llegarían después de las lluvias. Los padres, decididos a no esperar más, ofrecieron aportar mano de obra para avanzar los trabajos. Pero a fines de setiembre, la historia se repitió: el gerente municipal anunció que en octubre se enviarían los materiales restantes, lo cual hasta la fecha no ha ocurrido. Nadie explica las razones del nuevo retraso, aunque se presume que los recursos habrían sido derivados a otra obra.
Frente a la indiferencia municipal, la directora Carmen Rodríguez ha gestionado la intervención del Gobierno Regional de La Libertad, para que interceda y exija el cumplimiento del proyecto de mejoramiento de la infraestructura educativa. Mientras tanto, los alumnos y sus maestras siguen recibiendo clases en condiciones precarias, con el miedo constante de que el techo se desplome sobre ellos.
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