l hombre que venció a la muerte dos veces: Luis Espinoza, el rostro del primer trasplante de hígado en el Perú, realizado en EsSalud

* El Seguro Social de Salud recuerda la hazaña médica de hace 25 años que marcó un antes y un después en la historia de la medicina del país.
Hace 25 años, la medicina peruana escribió una página histórica. En el Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen, del Seguro Social de Salud (EsSalud), se realizó el primer trasplante de hígado del país, una cirugía que le dio una nueva oportunidad de vida a Luis Espinoza Tudelano. Hoy, con 83 años, don Luis es la prueba viviente de la entrega médica, la fe inquebrantable y la generosidad de una familia donante. Su historia nos recuerda que la donación de órganos no solo salva vidas, sino que también crea milagros.
La batalla de Luis
A los 56 años, Luis, un exmecánico, recibió un diagnóstico devastador el 19 de noviembre de 1999: cirrosis terminal. El pronóstico fue lapidario: “Me dieron tres meses de vida”. La noticia lo dejó en shock, pero no lo derrumbó. “Me quedé frío, estaba con mi esposa. Incluso me dijeron que había solo un 1 % de posibilidades de que mi cuerpo resistiera el trasplante, pero yo nunca he perdido una batalla”, recuerda con firmeza. Su única esperanza era un trasplante de hígado, una opción que, a inicios del nuevo siglo, parecía casi imposible.
Tiempo atrás, la vida ya le había dado una advertencia. Una hemorragia interna, provocada por la rotura de la vesícula, casi le cuesta la vida. “Sentí que me caía, que algo explotó”, recuerda. Aquella emergencia no solo lo puso al borde de la muerte, también reveló el verdadero enemigo: la cirrosis terminal. Desde entonces, la duda lo perseguía: ¿Podría sobrevivir a una batalla más? Luis no dudaba. “A mí me salvaron Dios y la Virgen María”, asegura con fe inquebrantable.
La llamada que cambió todo
Cuando el tiempo se agotaba, a dos meses y medio del pronóstico, el teléfono sonó. Era la llamada que lo cambiaría todo. «El doctor me llamó y me dijo: «Es hoy». El 22 de marzo del 2000, su doctor de confianza, José Carlos Chamán, y el equipo especializado del hospital Almenara lograron lo que parecía un milagro.
«Agradezco a la familia que hizo posible mi trasplante. Me dieron una nueva oportunidad de vida», dice don Luis con emoción, con una mirada que se ilumina al revivir ese momento.
Una vida nueva y una misión
El trasplante no solo le dio más años, también transformó su estilo de vida, que pasó de los excesos a la disciplina. Si bien la operación le impuso ciertas limitaciones, como no poder viajar o comer su anhelado ceviche, don Luis no se detuvo. Sintiendo que tenía una nueva oportunidad para construir su destino, emprendió una cruzada junto a EsSalud para concientizar sobre la donación de órganos. «Fui por colegios, porque sabía que los niños les hablarían a sus papás sobre la importancia de donar», resalta.
Hoy, a 25 años de su trasplante, Luis Espinoza Tudelano es un ejemplo de resiliencia y esperanza. «Mi meta es cumplir 30 o 40 años de operado», dice. Su sueño es poder volver a viajar algún día.
Consciente de las largas listas de espera, don Luis observa con admiración cada esfuerzo por promover la donación de órganos. Al recordar la carrera 5K realizada en el marco de la Semana de la Donación de Órganos y Tejidos, de EsSalud, vivida en setiembre último, confiesa con nostalgia: “Yo quisiera correr, participar, pero ya no puedo. Por favor, donen, las personas merecen una segunda o hasta tercera oportunidad”.
Su voz, cargada de gratitud y esperanza, resume una verdad inmensa: donar es sembrar vida. Porque cada órgano compartido no solo prolonga la existencia de alguien, también regala la posibilidad de nuevos abrazos, nuevas historias y nuevos milagros.
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